Domingo del Acebal (1642-1697) e Isabel Álvarez de la Laviada (1640-1680). Estos se casan en Caldones en 1664 y de esta unión surge el apellido compuesto que se usó desde entonces. Isabel aparece otras veces como Isabel de Angones porque ese era el apellido de su padre (era hija de Juan de Angones y María Álvarez de la Laviada). En esta época en Asturias era común que las mujeres usaran el apellido de la madre en lugar del del padre, lo que complica bastante las investigaciones porque parece haber dos personas cuando en realidad es una.